¿Quién no escuchó alguna vez la frase: “No existe una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión”? Esta afirmación es una verdad que marca destinos a la hora de solicitar un trabajo. Difícilmente tenga un segundo llamado si la comunicación no verbal ya hizo su parte y no fue de la manera que usted esperaba.
Si no existe una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión ¿por qué alimentamos los prejuicios causado por los malos mensajes enviados por la comunicación no verbal?
La primera impresión viene de la mano de los tan poco reputados prejuicios. Reconocer que uno es prejuicioso es mal visto, pero no hacerlo es sencillamente estar mintiendo. Todos tenemos prejuicios aunque solo algunos se dejen llevar por ellos.
Los prejuicios son los procesos mediante los cuales se juzga a algo o alguien antes de analizar datos reales y evidentes que apoyen o rebatan dicho pensamiento. Si bien es común que los prejuicios sean negativos, también sucede que se saquen conclusiones apresuradas e ilógicas hacia lo positivo.
Estos conceptos que la gente se forma de manera anticipada puede generar que un candidato a gerente con sobrada experiencia pero que se presenta con camisa, pantalón corto y sandalias no sea tomado en cuenta. Mientras que un novato de aspecto prolijo, bien arreglado y que huela bien, ya cuente con un punto a su favor con solo cruzar el umbral.
Si no existe una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión ¿por qué alimentamos los prejuicios causado por los malos mensajes enviados por la comunicación no verbal?
El peso de la comunicación no verbal
Los prejuicios son juicios previos, usualmente ilógicos que permiten a las personas amoldar el mundo a sus propias creencias. En este contexto la comunicación no verbal es un alimento valioso para formar estos pensamientos.
La comunicación no verbal es todo mensaje que no se materializa verbalmente como pueden ser el look de la persona, la distancia interpersonal, un gesto, entre muchos otros y se decodifica a través del sentido de la vista, el tacto y el olfato. Como toda comunicación podemos decir que esta es imperfecta, pero suele tener más peso que la comunicación verbal.
Analicemos brevemente el comportamiento de la comunicación no verbal en tres situaciones claves de una reunión de trabajo:
I. El aspecto personal: sin dudas que no hay uno que a priori sea el correcto. Este dependerá del lugar al que nos dirijamos a solicitar trabajo y el cargo al que aspiremos. Realizar un análisis previo determinará la mejor forma de causar una primera impresión.
II. Los gestos: estas formas expresivas cuentan mucho más de lo que uno se da cuenta. Un enojo o una alegría no son fáciles de disimular en una “cara no preparada”. La importancia de los gestos radica en el hecho de que deben lograr transmitir un mensaje coherente con lo que verbalmente estamos diciendo.
III. La mirada: muchas personas creen que quien no mira a los ojos está escondiendo algo. Mirar a los ojos es aceptar la condición del otro y la forma primaria de establecer contacto con los demás.
No temas al prejuicio de comunicar coherentemente. Recuerde que no existe una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión.
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